Había una vez una hermosa Luciérnaga, bella sin igual. La mas brillante de todas por tanto la mas famosa y ejemplar. Sus compañeras la admiraban y seguían a todo lugar.

Ella contaba sus logros uno a uno todos los días y era escuchada con dedicada atención.

su carisma y positivismo eran excepcionales , tenia muchas amistades, se podria decir que todos en su aldea la estimaban y eran sus amigos.

Ella tenia seguridad en si misma, era fuerte, inteligente, triunfadora, alegre y buena amiga. De hecho era buena en todo.

Tenia su ruta, que era la misma todas las noches, a lado de todas las demás luciérnagas.

En otra aldea del bosque estaban los sapos, a la orilla del lago. Todos vivían en armonía a excepción de uno. El sapo más solitario y gruñón de la aldea.

No hablaba con nadie, nada le parecía, nadie le agradaba, de hecho nadie conocía su voz.

El siempre estaba solo, sobre el mismo loto, ahí dormía ahí comía, y si por alguna razón salía de su lugar, los demás sapos se alejaban de el para no provocar su ira.

Un día, Lucy decidió explorar nuevos rumbos. Y salio de la ruta. Se sintió tan libre, tan feliz y emocionada, voló alto, voló bajo, voló al centro. En su camino se encontró a un par de ardillas dormidas en un árbol y las admiro en silencio y así en silencio se alejo. Se dio cuenta que los demás animales dormían, pero no le importo y siguió volando.

Se encontró al sabio búho del bosque, y estuvo con el un rato.

Ella estaba tan contenta y tan libre que no pregunto nada al búho así que el nada le dijo.

Siguió pues su camino y a lo lejos vio un lago, se fue acercando poco a poco, y llego a la aldea de los sapos.

En cuanto los sapos, la vieron llegar, se armo el alboroto. Se asombraron con su belleza, hacia mucho que no veía algo tan bello y deslumbrante.

Comenzaron a admirarla, unos mudos, sin parpadear; otros queriéndola impresionar con piropos; otros cortejándola, invitándola a pasear.

Ella estaba encantada, no sabia como reaccionar, su ego crecía mas y mas.

A lo lejos vio al solitario sapo, llamo tanto su atención tal soledad que sin evitarlo fue hacia el.

El sapo estaba inerte, con la mirada fija en un lugar y cenando unas moscas que pasaban por ahí.

Lucy intentaba llamar su atención. Raspo varias veces su garganta, sin respuesta del sapo decidió romper el hielo y saludo: “buenas noches, Señor Sapo”. Pero este no contesto.

Sin embargo Lucy no se daba por vencida y elevo su brillo poniéndolo enfrente al sapo, acto que por fin obtuvo la atención del sapo quien la vio por unos segundos.

Luego saco su enorme lengua, la sujeto, la metió a su boca, la mastico hasta romperla por completo y después la escupió.

Los otros sapos quedaron perplejos ante tan malvado acto. Y uno de ellos molesto se acerco y le pregunto: “ eh, cual es tu problema?, nosotros los sapos no comemos Luciérnagas.

Entonces el Señor Sapo, lentamente volteo hacia su compañero y con voz calmada dijo:

“ME MOLESTABA SU BRILLO”

FIN

Moraleja: “Cuídate de los Sapos”. Ja ja ja